Las diversidades sexuales no somos ajenas a la realidad de nuestro país. El avasallamiento de derechos que pretende el gobierno de ultraderecha (ganador en el último balotaje presidencial) nos es transversal, afecta a nuestra comunidad, pero sobre todo a nuestra realidad de trabajadores, de hijxs, de hermanxs, de nietxs, de padres o madres. El añorado regreso al 1900 que pretende Milei debe ponernos en alerta, porque visibiliza el deseo de un país sin derechos.
«No hay que bajar los brazos, lo decimos nosotras… las locas», gritaba desde el palco de la CGT Taty Almeida en un acto histórico de las centrales obreras, las organizaciones de la cultura, las asambleas barriales y sectores partidarios. El rechazo fue contundente por parte de la población. ‘No al DNU’ y ‘No a la Ley Omnibus’ fueron las consignas que traccionaron el encuentro en la calle.
Desde sus espacios, también se sumaron a convocar las distintas organizaciones de la diversidad a lo largo del territorio nacional. El convite fue aceptado en la mayoría de las invitaciones. El Paro fue acompañado por gente en la calle, por nosotrxs caminando nuestros espacios públicos.
Con vecinxs, con compañerxs de trabajo, con colegas, con gente admirada a la par, asi se sucedió una jornada histórica contra el retroceso en derechos por el presidente Javier Milei. Literal: retroceso. El libertario propuso en una intervención en el Boletín Oficial regresar a la Argentina de 1900. Un momento de la historia argentina donde había mucho dinero… pero en manos de pocos.
El país añorado por la elite exportadora
En el año del Centenario de la Revolución de Mayo (año de 1910) las reservas monetarias alcanzaron la cifra de 194 millones de pesos oro, la red ferroviaria llegaba a 27.000 kilómetros, se sembraron 14 millones de hectáreas, y las reservas de ganado alcanzaban a 29 millones de vacunos y 67 millones de ovejas y en 1907 se descubrió petróleo en Comodoro Rivadavia.
Todas buenas noticias para un selecto club de la elite porteña, sobre todo.
La contracara de los logros económicos fue en el campo social. La inmigración en la primera década del siglo continuaba siendo importante. El censo de 1914 mostraba que la población extranjera casi alcanzaba el 30% de los habitantes superando ampliamente de esa manera los porcentajes de extranjería de otros polos de atracción inmigratoria como los Estados Unidos. Orbitando alrededor de la producción agropecuaria nacieron asimismo industrias, en algunos casos satélites de la misma, o bien para satisfacer la demanda local.
La consecuencia es la del acrecentamiento de la población urbana que hacia 1914 llegaba al 58% del total. Los bajos salarios, la falta de protección social y la carencia de infraestructura urbana originaron el hacinamiento en los conventillos, la promiscuidad, y las malas condiciones de vida con su secuela de enfermedades pobreza y desencanto.
Hay mucha literatura histórica al respecto, y es bueno acercarse a ella. Sobre todo para seguir echando luz sobre las intenciones de este gobierno de anti-derechos que se dicen ajenos a ‘la casta’.
Las diversidades y este nuevo tiempo
Si hay algo que conocen las organizaciones de la diversidad es la ‘construcción colectiva’. Y este tiempo nos lleva a agruparnos en espacios plurales que exceden lo particular. Esto no significa abandonar nuestros válidos reclamos, sinó más bien trabajar con otrxs actores sociales por cuestiones que también afectan al colectivo.
Varias orgas ya han tomado la iniciativa de organizar asambleas vecinales que discuten, debaten, toman decisiones acerca de la agobiante realidad que propone el nuevo gobierno de ultraderecha.
Los tiempos que vienen parecen que seguirán siendo igual de agobiantes. Con más desigualdad social, y con mayor necesidad de espacios de encuentros para hallar solidaridad. De esos espacios somos fruto. De esas organizaciones hemos tomado fuerza y conciencia para expresar el Orgullo de la disidencia.
Es un momento para encontrarnos, para invadir el espacio público siempre acompañadxs por un colectivo que nos resguarde.
Editor – Nestor Roco