Lesbianas, trans, bisexuales, pansexuales, intersexuales y no binaries salieron a las calles para visibilizar sus derechos, disfrutar de la libertad y abrazarse para pedir por una ley antidiscriminatoria, infancias libres, respeto a la diversidad y la cura para el VIH. Sin violencia y mucha fiesta, la comunidad demostró que al armario no se vuelve nunca más.
Junto con el lema de este año que fue «La deuda es con nosotres», la concentración fue a las 16 en la plaza Independencia. Sobre calle San Martín, desde temprano comenzaron a llegar los primeros asistentes que dejaron todo su buen gusto en los looks que armaron especialmente para la ocasión, donde el maquillaje repleto de brillos fue el gran protagonista.
Carteles de todos los tamaños se armaron con leyendas como «Basta de transfemicidios y travesticidos», «Fuera malas vibras», «Al armario no volvemos nunca más» o el pedido de «Preservativos para vulvas». Algunos se animaron a pintar sus cuerpos y dejar al descubierto espaldas y pechos que se llevaron todas las miradas colmadas de respeto.
Los vedettes de la marcha fueron los camiones que acompañaron a los caminantes. Decorados con globos, banderas y música, quienes estaban subidos a ellos, se encargaron de ponerle fiesta al recorrido. El megáfono terminó de darle un toque especial donde entre chistes y reclamos divirtieron no solo a quienes participaban del evento, sino también a los que salieron a los balcones para aplaudir, sacar fotos y mostrar su apoyo.
Al tener todo listo, banderas compradas, sonrisas maquilladas y camiones llenos, comenzó el recorrido pasadas las 17:30. Algunos carteles fueron pegados en las vallas que armó la Policía para resguardar algunos edificios públicos. Los participantes demostraron que fueron totalmente innecesarios porque la violencia no sucedió y la fiesta se sintió desde los primeros pasos.
El viernes, la Policía comenzó a vallar edificios públicos, privados y religiosos. La medida fue duramente criticada por militantes de la comunidad LGBTTTIQA+ que entendían que era un mensaje de miedo para la población que mucho dista del espíritu de la marcha.
El sonido de los bombos se acopló a los cánticos y aplausos; también hubo paraguas que apaciguaron el sol primaveral y la misteriosa lluvia que llegó con algunas gotas dispersas y un cielo teñido de gris, pero que no aplacó la fiesta.
Fue adorable ver cómo las distintas generaciones se unieron para la causa. Desde adultos y adultas mayores que se vistieron con algún distintivo con los colores de la comunidad, bailaron al ritmo de las canciones provenientes de los camiones o sonrieron juntos con las y los jóvenes que se sintieron libres de ser quienes son.
También se presentaron familias enteras con niños, niñas y bebés, y otras con mascotas bien agarradas de sus correas, que fueron el punto fácil para las fotografías.
La marcha siguió por calle Pedernera y dobló por avenida Illia; caminaron hasta el Centro Cultural «José La Vía» donde algunos y algunas aprovecharon para subirse al Puente de la Familia en avenida Lafinur, ideal para que las banderas flamearan con más libertad. El recorrido retomó por Illia hasta San Martín donde, a unos pasos de la oficina de Turismo, se encontró el escenario y la feria de emprendedores y artesanos, que armaron sus puestos con ventas de comida, banderas, accesorios, entre otros.
Algunos de los pedidos que se escucharon durante la jornada, que no tuvo solo celebración sino también momentos de reflexión y lucha, fueron ley Integral Trans, la aparición de Tehuel de la Torre y Guadalupe Belén Lucero, reglamentación y efectiva implementación de leyes de VIH/ITS, cupo Laboral Trans, preservativos para vulvas, una ley de protección de las características sexuales para personas intersex, un Estado laico, justicia con perspectiva transfeminista y de diversidad, respeto a las infancias y adolescencias trans, entre otros reclamos.
La marcha tuvo dos cuadras completas de gente, algunos iban más rápido, otros prefirieron caminar con calma y en su mayoría acompañaron con cánticos que se escucharon para hacerse notar. También hubo bengalas, espuma y mucho glitter que se espolvoreó por las calles recorridas. Lo que más se observó fueron besos y abrazos, miradas contenidas y sonrisas compartidas entre los participantes que encontraron una tarde de sábado repleta de amor y fuera de peligro.
Organizaciones políticas como JP Evita o Mumalá se hicieron presentes con sus pancartas correspondientes. Quien llamó la atención fue una joven caracterizada como Eva Perón que no tuvo problemas para repartir sonrisas, saludos con los dedos en V y sacarse fotos para los curiosos.
Al llegar al punto final del recorrido, la enorme bandera que acompañó la marcha se desplegó sobre el escenario y esperó a los locutores que subieran para darle inicio a lo que sería el cierre del encuentro. Entre ellos, la conducción estuvo a cargo de Ezequiel Marchán, conocido como «La Pocha» que le dio la bienvenida a las y los miembros de la comisión organizadora que se notaron visiblemente emocionados por la calidez que se respiró en cada momento de la tarde.
Varias representantes de las agrupaciones subieron al escenario para leer la carta donde se expresaron los diferentes pedidos. También hubo participación de personas de otras localidades como Villa Mercedes o Tilisarao.
«Estoy muy contenta de estar presente en esta marcha. Muchos quisieron bajarme. A veces no dejan que cumpla con mi trabajo, pero sepan que seguiré con la lucha para hacerme respetar«, expresó Cintia Brandana, la primera bombera trans del país, que con 36 años decidió romper con todos los prejuicios y visibilizar e incentivar la participación de mujeres y diversidades en instituciones como los bomberos.
A sus dichos, el conductor que acompañó a La Pocha en el escenario le respondió: «Si quieren bajarte deben saber que somos muchos y muchas las que estamos reunidos para que no te hagan daño».
Crónica: Diario la República