«La primera escuela del mundo para estudiantes trans no sólo está construyendo futuros brillantes, está salvando vidas», señala ‘LGBTQ Nation’ al encabezar una nota de Diego Jemio sobre la secundaria. «Los alumnos han bautizado a Mocha Celis como ‘la escuela de la ternura’ porque brinda un lugar de amor, cuidado y apoyo», agrega.
Extracto de Nota de Diego Jemio para LGBTQNATION.COM
En Argentina, 3,8 millones de estudiantes asisten a casi 12.000 escuelas secundarias. En este tremendo mundo educativo, existe una escuela como ninguna otra: el “Bachillerato Popular Travesti-Trans Mocha Celis”. Esta institución nació en 2011 con la misión de promover la igualdad trans y no binaria en la educación formal. Fue el primero de su tipo en el mundo. La escuela lleva el nombre en honor a Mocha Celis, una persona trans que fue asesinada en el barrio Flores en circunstancias que nunca fueron esclarecidas.
Hoy, doce años después de su apertura, la “Mocha”, como cariñosamente la llaman sus alumnos, cuenta con 290 alumnos de secundaria. Se ha convertido en un faro para la comunidad y la idea ha fomentado la creación de escuelas similares en otras ciudades y países.
Si bien la construcción fue colectiva y requirió del impulso de toda la comunidad, Francisco Quiñones Cuartas fue uno de los creadores del espacio educativo. Actualmente es director del colegio y presidente de la asociación civil que se formó posteriormente. Durante la pausa para el almuerzo, habla con LGBTQ Nation sobre este viaje, sus desafíos y los derechos que aún deben conquistarse.
“Comenzamos con un proyecto para que la población trans pueda terminar la secundaria. Lo pensamos como un espacio no exclusivo y abierto a toda la comunidad. Con el tiempo fuimos creciendo y después de la pandemia nos convertimos en una asociación civil con once programas y proyectos que trabajan en coordinación con el colegio. La intención es eliminar barreras al acceso a los derechos”. derechos
Acceso a Derechos
Los creadores de Mocha Celis solían visitar las zonas donde se practicaba la prostitución para buscar estudiantes. En los primeros años, las clases se impartían por la tarde para que la educación no se superpusiera con los horarios de trabajo nocturno.
A lo largo de su vida, a las personas trans se les niegan derechos fundamentales como la salud, una vivienda digna y un trabajo. La escuela Mocha Celis es el primer paso para conseguir estos derechos.
“La primera iniciativa fue lograr acceso a derechos básicos”, dijo Cuartas. “Luego se convirtió en un lugar de encuentro y un semillero de ideas. Nacimos como una escuela pero nos convertimos en más que un espacio educativo. Somos un lugar de acceso a derechos para que la comunidad trans pueda expresar todo su potencial. La educación y la cultura son los ejes de este proyecto”.
Semillero
Cuando Cuartas habla de semillero de ideas, se refiere a emprendimientos surgidos de la experiencia de Mocha Celis. Por ejemplo, uno de los más destacados es el proyecto Teje Solidario. Esta red de atención brinda apoyo y acompañamiento integral en la realización de trámites y subsidios para prevenir desalojos y facilitar el acceso a la atención médica.
Quiñones Cuartas cree que la escuela rompe con el esquema de uno que enseña y otro que aprende. Habla de una construcción de conocimiento con la otra persona. “Todos ignoramos algo. A su vez, todas las personas saben algo y están en constante aprendizaje. Hay una construcción colectiva en ese intercambio. Las personas trans son productoras de conocimiento y significado. Pueden generar debates y participar en discusiones públicas. Otros espacios educativos de Paraguay, Chile, Costa Rica y Brasil han aplicado nuestra experiencia en sus territorios”.
Obtener un diploma de escuela secundaria es el primer paso para que muchas personas transgénero tengan acceso a una vida mejor. Entonces, pueden aspirar a conseguir un trabajo y mejorar sus condiciones de vida. A través de sus programas complementarios, el bachillerato se preocupa por encontrar empleo e incentivar la creación de empresas productivas.