Comenzó hoy en La Plata la primera de las dos jornadas del juicio por el transfemicidio de Nicol Ruiz. En los tribunales de calle 8, el testimonio clave de la fecha desarticuló cualquier hipótesis accidental: las pericias médicas confirmaron que las heridas que le causaron la muerte fueron provocadas con una violencia extrema y un objeto contundente.
Silvia Cabrera, integrante de la Asesoría Pericial de La Plata, detalló el estado crítico con el que Nicol ingresó a la guardia del Hospital San Martín. La víctima presentaba insuficiencia cardíaca aguda, corrimiento de masa encefálica y un traumatismo severo que le rompió el hueso temporal izquierdo, una lesión que la especialista definió como de «altísima mortalidad».
El dato central que aportó la perito es la mecánica del golpe. Explicó que el hueso temporal es el más duro del cráneo y que una caída desde su propia altura es incapaz de quebrarlo. Para lograr ese daño hizo falta un elemento pesado y mucha intensidad física: «Un fierro, una piedra o alguien arrojado contra el piso», graficó Cabrera ante el Tribunal.
La situación de salud previa de Nicol, quien padecía insuficiencia renal crónica, complejizó el cuadro de los hematomas tras el ataque. Sin embargo, la contundencia de la evidencia científica presentada hoy apunta directamente a la intencionalidad y la fuerza desmedida del impacto recibido.
La audiencia continuará mañana desde las 10:00. Se esperan dos testimonios fundamentales para cerrar el debate: hablará la médica que realizó la autopsia y, además, una amiga de Nicol —también travesti— que fue violentada por Silbestrini, la imputada en la causa.
Mientras tanto, puertas afuera de Tribunales (8 entre 56 y 57), el activismo y las organizaciones LGBTI+ sostendrán el reclamo de justicia con una nueva radio abierta, visibilizando que el crimen de Nicol no es un caso aislado, sino parte de una violencia estructural hacia el colectivo.
