En una nota para el espacio periodístico de la Universidad de Los Andes (Bogotá), el redactor Jorge Luis Gil Aguillón repasa las contradicciones del reciente mundial de fútbol y pone en valor la existencia de un club netamente pensado para la diversidad en Buenos Aires. “A veces nos dicen que discriminamos a los hetero por ser un equipo de solo gays, pero ellos tienen muchos espacios, pueden expresarse con tranquilidad en todo momento. A nosotros nos tocó crear nuestro propio equipo para poder hacerlo”, le dicen desde el equipo Grindr FC.
Fuente: Jorge Luis Gil Aguillón para https://cerosetenta.uniandes.edu.co/
El mundial de Qatar llegó a su final pero no el debate sobre la exclusión de las personas homosexuales de los espacios deportivos. La decisión de las directivas de la FIFA de llevar a cabo la copa mundial en este país ha manchado nuevamente la fiesta del fútbol con homofobia y machismo. Durante todo el desarrollo del mundial los turistas LGBT+ tuvieron prohibido demostrarse afecto en público y portar símbolos como la bandera arcoíris bajo la amenaza de ser juzgados por las leyes anti-LGBT+ del país árabe, que puede castigar la homosexualidad con palizas públicas, torturas, privación de la libertada y hasta con la pena de muerte.
Pero esta no es la primera vez que la FIFA ha sacado de los estadios a las personas LGBT+. A lo largo de la historia profesional de este deporte se han invisibilizado las existencias de la población sexualmente diversa, como consecuencia, la representación de los hombres gays en este deporte ha sido minúscula. De hecho, solo se tienen registros de ocho jugadores que han ‘salido del closet’ en toda la historia del fútbol profesional.
Uno de ellos es Justin Fashanu, reconocido por ser el primer jugador negro en ser transferido por un millón de libras en Inglaterra y que hizo historia al ser el primer jugador en el mundo en declararse abiertamente homosexual en 1990. Como consecuencia su carrera cayó en picada y terminó suicidándose en 1991. Treinta y un años después Jake Daniels, jugador del Blackpool de Inglaterra, se convertiría en el octavo jugador del mundo y el segundo en Europa en declararse abiertamente gay.
El caso de Fashanu pareció servir como ejemplo de lo que podría pasarle a otros jugadores que quisieran salir del closet. La carrera de los jugadores depende de instituciones que no han abierto sus puertas a la diversidad sexual, como clubes deportivos, patrocinadores que no quieren que sus marcas estén asociadas a las personas LGBT+ y las hinchadas que constantemente han utilizado la homosexualidad como un insulto para denigrar a sus adversarios.
En los últimos días del mundial de Qatar, la hinchada argentina ha sido señalada de racista y homófoba por sus arengas en contra de la selección francesa. “Escuchen, corran la bola, juegan en Francia pero son todos de Angola. Qué lindo es, van a correr, son come trabas como el puto de Mbappé”, cantan cientos de hinchas de la albiceleste en los estadios de Qatar.
Los medios también han tenido un rol importante en la creación de este ambiente hostil para personas LGBT+ en el fútbol. La prensa especializada no se ha interesado por la discriminación al interior de las canchas, de hecho han replicado practicas de exclusión. Es el caso del comentarista y exjugador español Santiago Cañizares, quien en una conversación con Mamen Mendizabal, una periodista española dijo lo siguiente: “Yo creo que en el fútbol no hay demasiados homosexuales… yo creo que es un sector donde los gays no han decidido entrar porque no les ha gustado demasiado. Se han decidido por la moda, han decidido la estética, la televisión”. Este es solo un ejemplo de cómo se han replicado los estereotipos y la invisibilización de los hombres gays que juegan fútbol en los medios, acciones que el mismo Cañizares tuvo que soportar al ser constantemente señalado de homosexual por llevar el cabello y las uñas pintadas.
Grindr F.C.
En el caso de Argentina, lejos de estar en un ambiente completamente inclusivo, los jugadores de fútbol gay profesionales son constantemente invisibilizados. En los 103 clubes profesionales que existen hoy en este país, no hay ni un solo jugador abiertamente homosexual. Es decir que por lo que se sabe, en ninguno de los 36 estadios de Buenos Aires – la ciudad con más estadios de fútbol en el mundo – se ha visto jugar a ninguna persona homosexual. Esto sin mencionar los inexistentes espacios futboleros para las personas trans.
Aún así, en Argentina los escenarios futboleros amateur para la población LGBT+ han venido en aumento. Un ejemplo es el Grindr Fútbol Club, un equipo conformado por hombres gays, que nace en la ciudad de Buenos Aires en el 2021.
Los miembros fundadores del equipo se habían conocido como rivales en la cancha. Algunos provenían de equipos conformados mayoritariamente por hombres heterosexuales en donde no se sentían incluidos del todo, pues en estos escenarios los insultos homofóbicos predominaban a la hora de jugar, insultos que no necesariamente iban dirigidos hacía ellos pero que los hacían sentir incómodos. La palabra ´puto’ o ‘maricón’ era utilizadas constantemente cuando se cometían errores en la cancha o para denigrar a los contrincantes. Algunos integrantes tenían que ‘estar en el closet’ debido a que los ambientes de sus antiguos equipos no eran lo suficientemente amplios para desarrollar ese tipo de conversaciones, pues en estos escenarios no era común hablar de diversidad sexual.
Gustavo Reyes, miembro fundador del equipo, comenta que el objetivo de Grindr F.C. es crear un espacio seguro, en el cual los gays puedan vivir la experiencia del futbol más allá de las canchas, es decir, un espacio en donde puedan compartir con otros gays que amen jugar al fútbol, en donde su homosexualidad no fuera excusa para juzgar su juego y que al jugar cada partido puedan dedicarles goles a sus novios, nombrarse con cariño, expresarse afecto físico entre hombres y utilizar los simbolos de la cultura gay como la bandera arcoiris.
Guss, como le dicen sus compañeros de equipo, tiene 35 años y trabaja en un almacén comercial. Tiene los ojos oscuros y el cabello corto, un aspecto juvenil. Sonríe siempre que habla y no puede evitar expresar su orgullo cada vez que habla de Grindr F.C., aunque al principio tanto el nombre como el logo se le hacían horribles. “La primera vez que me iban a dar el uniforme, yo no lo quería ni ver, ahora le he agarrado mucho cariño”, dice el jugador.
El equipo juega tres veces a la semana, principalmente con otros equipos gays de la ciudad. Juegan amistosos y de vez en cuando participan en torneos relámpagos que duran pocos días. El equipo tiene 20 jugadores, un número considerable si se tiene en cuenta que es un equipo ‘nuevo’ en la ciudad.
Cada vez que se termina un partido se reúnen, toman unas cervezas, hacen un asado, se van de fiesta o simplemente pasan el rato juntos, espacios que toman una mayor relevancia porque sirven para fortalecer los lazos de afecto entre hombres gays. Los martes, por ejemplo, funcionan como un ‘open day’, donde los interesados pueden ir, conocer al equipo y decidir si quieren integrarse. Esto es lo que más le gusta a Guss pues en su experiencia, cuando estaba en un equipo ‘hetero’, apenas se terminaba el partido, cada quien se iba por su lado y las pocas veces que compartían, él no se sentía en plena confianza para hablar sobre su vida.
Fue en los LGBT+ Games de Buenos Aires en 2021, una competencia al estilos de las olimpiadas, cuando (Guss) pudo dimensionar el impacto que esta apertura en el deporte tuvo en su relación con su identidad. No sólo pudo encontrarse con otros gays que compartían su amor por el fútbol, sino que encontró una oportunidad de conectar su pasión con su orientación sexual, pues mientras daba lo mejor de sí con el balón, podía vestir con orgullo un uniforme con la bandera arcoiris, la cual también ondea en todos los encuentros de Grindr F.C. Esto fue creando, además, una identidad política en el equipo, y sus compañeros empezaron a asistir al Pride de Buenos Aires, donde junto con otros equipos de fútbol desfilaron representando a los sectores LGBT+ en este deporte, algo que siempre se había pensado como inexistente.
Fútbol gay en Argentina
Como Grindr F.C. hay unos 20 equipos más en Buenos Aires que practican fútbol, microfútbol, fútbol sala y otras derivaciones del deporte, convirtiendo a la ciudad en un referente del deporte gay en Suramérica. Este ambiente deportivo ‘gay friendly’, fue la razón por la cual Buenos Aires fue la sede del campeonato mundial del 2007 de la IGLFA (International Gay & Lesbian Football Asociation), una asociación que ha promovido la competencia del fútbol de equipos de gays y lesbianas a nivel mundial, se podría decir que son los organizadores del Mundial de Fútbol Gay desde 1992.
Los Dogos F.C. de Buenos Aires –el primer equipo de fútbol de hombres gays de Sudamérica–, fueron los campeones mundiales del 2007, convirtiéndose en el primer equipo gay latinoamericano en levantar la copa. A partir de ahí, siendo un referente para las personas LGBT+ de la Argentina. Desde su victoria se fueron abriendo más espacios en los cuales personas diversas pudieran disfrutar del deporte, como fue el caso de Grindr F.C.
La IGLFA designó a Buenos Aires como la sede del Mundial LGBT+ en el 2024, un evento que seguramente no pasará desapercibido debido al crecimiento que ha tenido el deporte desde 2007. Dentro de los postulados de este mundial, se establece que todas las personas son bienvenidas sin importar su origen o identidad, un paso más en la tarea para asegurar la inclusión de las personas LGBT+ en el deporte mundial.
Fuentey Nota completa: Jorge Luis Gil Aguillón para https://cerosetenta.uniandes.edu.co/