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Triple lesbicidio en Barracas: un año de dolor y lucha por justicia

A un año del brutal ataque que segó la vida de tres mujeres lesbianas en Buenos Aires, la comunidad LGBTIQ+ exige que se reconozca el crimen como lesbicidio y denuncia la impunidad en un contexto de crecientes discursos de odio.

El 6 de mayo de 2024, el barrio porteño de Barracas fue escenario de una masacre que conmocionó a Argentina. Justo Fernando Barrientos, un vecino del hotel familiar en Olavarría 1621, arrojó una bomba molotov a la habitación donde vivían cuatro mujeres lesbianas: Pamela Cobbas, Mercedes Roxana Figueroa, Andrea Amarante y Sofía Castro Riglos. El incendio provocado causó la muerte de Pamela, Roxana y Andrea, mientras Sofía logró sobrevivir con graves quemaduras. El ataque, perpetrado con alevosía, fue precedido por insultos lesbofóbicos y amenazas, dejando en evidencia un claro móvil de odio.

Las víctimas, que enfrentaban condiciones de precariedad y hacinamiento, eran blanco constante del agresor, quien las llamó “engendros” y prometió “matarlas”. Pamela falleció horas después del ataque, Roxana el 8 de mayo y Andrea, sobreviviente de Cromañón y embarazada, el 12 de mayo. Sofía, la única sobreviviente, se convirtió en un símbolo de resistencia y hoy impulsa proyectos como Casa Andrea, un espacio transfeminista para personas vulnerabilizadas. La comunidad LGBTIQ+ bautizó el hecho como “triple lesbicidio”, exigiendo justicia y visibilidad.

La investigación judicial, a cargo del juez Edmundo Rabbione, generó indignación. Barrientos fue acusado de homicidio agravado, pero el magistrado descartó los agravantes por crimen de odio y violencia de género, calificando el caso como una “disputa vecinal”. Esta decisión, junto a irregularidades como la falta de preservación de la escena del crimen, fue duramente criticada por activistas, quienes señalan que ignora los testimonios de vecinos que confirman el hostigamiento lesbofóbico previo.

Desde el primer día, la Asamblea de Lesbianes Autoconvocades por Barracas lideró movilizaciones masivas, como la del 13 de mayo en Plaza Colombia y homenajes a los seis meses, incluyendo una placa conmemorativa. La solidaridad trascendió fronteras, con manifestaciones en Chile, Bolivia y Europa. Sin embargo, el negacionismo estatal, reflejado en declaraciones del vocero presidencial Manuel Adorni, que rechazó el término “lesbicidio”, profundizó el dolor de la comunidad.

A un año de la masacre, el 6 de mayo de 2025, Barracas volvió a ser escenario de un emotivo homenaje en Plaza Colombia, acompañado por un conversatorio en la Legislatura porteña. La causa judicial sigue sin fecha de juicio, y la demanda por una carátula que reconozca el lesbicidio persiste. En un contexto de crecientes discursos de odio, la memoria de Pamela, Roxana y Andrea impulsa la lucha por un país donde la diversidad no sea un blanco de violencia.

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