En el Día del Orgullo, rescatamos a José Luis Delfino, el platense que, a principios de los 80, fundó Contramano y propició el nacimiento de la CHA en un contexto de feroz represión.
Escribe: Mg. Pablo D. Szternberg
En el día del Orgullo, quiero rescatar a un personaje clave de los inicios del activismo gay-lésbico, en los años 80 y 90 en Argentina. No me refiero a Carlos Jauregui sino a José Luis Delfino.

Delfino, platense como los hermanos Jauregui creó, a principios de 1984, la mítica disco Contramano ubicada en CABA.
El 16 de abril de 1984 en Contramano a raíz de una feroz razzia en un bar llamado Balvanera Sur se convocó a la primera asamblea que fundó y dio nombre a la Comunidad Homosexual Argentina que contó con la participación de unas 150 personas.
En esta asamblea también se estableció como objetivo primario y de emergencia luchar contra la represión y contra los edictos policiales heredados de la dictadura militar.
No es casual que una disco fuera el espacio de reunión de estos primeros y primeras activistas. Las discotecas han sido, históricamente, para el colectivo LGTBQ+ en Argentina, ámbitos de socialización, de reconocimiento del otro y de la otra y en este caso, también espacios de resistencia, de construcción de un posicionamiento político, de armados de estrategias y de diseño de una épica.
Evidentemente 150 gays y lesbianas, en asamblea, en medio de una feroz represión, no podrían juntarse en un bar o un café.
La disco Contramano se convirtió de esta manera en el lugar de las deliberaciones y del armado de la estrategia político militante. Un centro neurálgico del primer activismo gay-lésbico en Argentina, un escudo de protección contra el hostigamiento policial y la famosa «averiguación de antecedentes». Excusas para detener clientes y clientas y trasladarlos al Departamento Central de Policía. Incluso, la crisis del VIH-SIDA de los 80 encontró en esta discoteca un espacio de enorme trabajo y contención.
Poco conocemos de José Luis Delfino. Para muchos de nosotros, que nos apasiona cartografiar la ciudad de La Plata, sus historias y sus personajes, es un orgullo su presencia en estos momentos fundacionales y sería interesante conocer más sobre él. Hay historias que merecen ser contadas.
Por supuesto nuestro amor y reconocimiento a Carlos y Roberto Jauregui.
Escribe: Mg. Pablo D. Szternberg