Los intentos de perfilar al alcalde electo como un radical y sembrar miedo no funcionaron ante la autenticidad del demócrata

Mamdani y el Voto LGTBIQ+ en Nueva York: La Autenticidad Derrotó el Miedo

La reciente victoria de Zohran Mamdani en las elecciones a la alcaldía de Nueva York marcó un fuerte mensaje: los intentos de sembrar miedo y vincularlo con el extremismo no funcionaron. Mamdani, el joven demócrata, se impuso ante la campaña de su opositor, Andrew Cuomo, quien intentó perfilarlo como un radical. El apoyo de los votantes, especialmente de los jóvenes y la comunidad LGTBIQ+ (más del 80% lo respaldó, según encuestas), demostró que la autenticidad fue clave.

Cuomo, quien compitió como independiente con apoyo republicano, apeló a la islamofobia y al prejuicio anti-LGTBIQ+ al usar una foto de Mamdani con el imán Siraj Wahhaj. Este «encadenamiento reputacional», que busca asociar a un político con figuras controvertidas para generar un estigma, es una táctica probada en la «guerra cultural». Sin embargo, esta estrategia, tal como indica la investigación politológica, solo es efectiva cuando resulta creíble. En este caso, no lo fue.

La jugada de Cuomo careció de autenticidad porque Mamdani construyó una base de confianza real con la comunidad LGTBIQ+. No se trató de un «lavado arcoíris» o rainbow-washing. El alcalde electo hizo campaña con organizaciones LGTBIQ+, marchó en el Orgullo y puso los derechos trans en el centro de su agenda de forma constante y genuina, lo que se complementó con el apoyo de influyentes influencers queer. Resultó difícil tildar de anti-LGTBIQ+ a un candidato con una coalición que incluía a grupos como «Gays for Zohran».

El factor que terminó de desbaratar la estrategia fue que el propio Cuomo se convirtió en el mensajero desacreditado. Al difundir contenido racista y polarizante, como un video con inteligencia artificial que recurría a burdos estereotipos —sumado a las risas que mostró cuando un locutor radial hizo un comentario islamófobo sobre Mamdani—, el opositor dañó su propia autoridad moral. Es complejo presentarse como defensor del pluralismo de Nueva York mientras se practica el desprecio.

En una ciudad con comunidades superpuestas e identidades complejas, la coalición multirracial y joven que impulsó a Mamdani demostró tener poca tolerancia a la política que usa la supuesta defensa de minorías para promover el racismo o la islamofobia post 11-S. Mamdani, por su parte, demostró coherencia al hablar con la misma claridad sobre el sufrimiento palestino que sobre su apoyo a la comunidad LGTBIQ+. Incluso, tras los ataques, hizo una defensa emotiva y sin disculpas de su identidad musulmana.

La lección que dejaron las urnas es clara: la «culpabilidad por asociación» solo funciona si revela una alineación moral genuina que los votantes ya rechazan. En la política de 2025, la autenticidad del candidato, sus propuestas tangibles y su respaldo real a las minorías superó a las maniobras de alarma y el oportunismo. La victoria de Mamdani fue un rechazo contundente a la transfobia y al racismo como estrategias políticas.

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