El reciente deseo de retirar de la canción «Hay secretos» de Canticuénticos del portal Educ.ar, junto con otros contenidos vinculados al programa de ESI, refleja un retroceso preocupante en el acceso a herramientas que han demostrado ser transformadoras.
por Federico Sacchi para DIARIO RIO NEGRO
La Educación Sexual Integral (ESI) es mucho más que un conjunto de contenidos escolares; es una conquista social que nos invita a reflexionar sobre cómo queremos construir el futuro. En un contexto donde las infancias y adolescencias enfrentan problemáticas invisibilizadas, la ESI surge como un pilar para romper el silencio y transformar realidades. Sostener estas políticas es garantizar que los derechos conquistados sigan marcando el camino hacia una sociedad más justa y equitativa.
La ESI permite a las niñeces y juventudes reconocer situaciones de abuso, discriminación y violencia que han sido históricamente silenciadas por patrones culturales dominados por el machismo y la heteronorma. Esta política no solo brinda herramientas para prevenir y denunciar, sino que abre espacios donde se valoran las diversidades y se cuestionan las desigualdades.
Incorporar conceptos como el consentimiento, la equidad de género y el respeto por las identidades sexuales y de género contribuye a un cambio cultural profundo. Además, visibiliza al colectivo LGTBIQ+ como parte esencial de la sociedad, enviando un mensaje claro: todas las personas tienen derecho a una educación que respete su identidad y su dignidad.
Aunque la ESI está presente en el marco normativo, su aplicación varía significativamente en el territorio argentino. En algunas regiones, los contenidos enfrentan resistencias por parte de sectores que prefieren perpetuar narrativas antiderechos. La reciente revisión y bloqueo de materiales en la Ciudad de Buenos Aires es un ejemplo preocupante, que pone en evidencia cómo ciertas decisiones políticas pueden limitar el acceso de estudiantes a herramientas fundamentales para su desarrollo integral.
Legisladoras y organizaciones sociales han señalado que estas acciones no solo deslegitiman avances históricos, sino que también perpetúan dinámicas de exclusión y desigualdad. La defensa de la ESI es, en este contexto, un acto de resistencia frente a los intentos de retroceder en los derechos conquistados.
Un aspecto transformador de la ESI es su capacidad para cuestionar los modelos de masculinidad hegemónica. Al proponer masculinidades libres, se desmontan mandatos basados en la violencia, el control y la dominación. Este cambio no solo beneficia a las niñeces y adolescencias, sino también a los propios varones, quienes encuentran formas más saludables y plenas de relacionarse consigo mismos y con los demás.
Incluir estas reflexiones en el aula abre un horizonte de posibilidades donde se desafían estereotipos, se reconocen privilegios y se fomenta la construcción de vínculos basados en la empatía. En este camino, la inclusión de perspectivas del colectivo LGTBIQ+ resulta esencial para construir una sociedad verdaderamente inclusiva, donde la diversidad sea celebrada y no temida.
Evidencias que refuerzan su impacto positivo
Los datos respaldan la importancia de la ESI. Diversos estudios muestran que su implementación reduce significativamente los casos de abuso sexual, los embarazos no deseados en adolescentes y el bullying relacionado con la identidad de género. Además, fortalece el desarrollo emocional de niñas, niños y adolescentes, ofreciéndoles un espacio seguro donde puedan expresarse y encontrar respuestas a sus inquietudes.
Empoderar a las niñeces no solo implica protegerlas, sino también brindarles las herramientas necesarias para transformar sus realidades. La ESI, en este sentido, actúa como un faro que ilumina un camino de igualdad y respeto, permitiendo que cada individuo crezca en un entorno que valore su singularidad.
Un debate urgente: el rol de la sociedad en la defensa de derechos.
Hablar de ESI es hablar de las bases de una sociedad inclusiva. Es una invitación a repensar nuestras narrativas, a cuestionar los privilegios y a abrazar la diversidad como un valor irrenunciable. La construcción de una ciudadanía comprometida con la igualdad comienza en el aula, pero necesita del respaldo colectivo para sostenerse y expandirse.
Hoy, más que nunca, debemos preguntarnos: ¿qué queremos transmitir a las nuevas generaciones? Defender la ESI es defender la posibilidad de crecer en un entorno que no solo respete los derechos humanos, sino que también los amplifique. Porque cada paso hacia una educación más integral es un paso hacia una Argentina que elige la justicia, la igualdad y la dignidad como pilares de su identidad.