Carla Rivero tiene 28 años como docente y ahora realiza un reemplazo por un mes en la Escuela Nº 79 «República del Paraguay» de Tiro Suizo.
Por Laura Vilche para lacapital.com.ar
Apoya con soltura una mano en el sillón en el que se sentará por un mes para reemplazar a la directora. Posa segura y algo sonriente junto a las banderas de la Argentina, la provincia de Santa Fe y de Paraguay porque justamente en la Escuela Nº79 «República del Paraguay» de Tiro Suizo, zona sur de Rosario, Carla Rivero se convierte esta semana en la primera mujer trans en ocupar el cargo más alto de una escuela pública.
Carla de 52 años, pelo rubio, siempre con aros y las uñas prolijamente pintadas, posa delante de la mirada seria de Sarmiento, hombre polémico. Político y educador de intensas contradicciones, quien trajo a 60 educadoras de Estados Unidos que les enseñaron a sus alumnas ir solas a la escuela sin sirvientes que les llevaran los libros y fomentaban la gimnasia cuando se la consideraba una «disciplina inmoral».
Ella fue nota en La Capital (Rosario) en tres oportunidades. En 2007 cuando se conoció su historia como docente de grado, en 2021 cuando se publicó que se abría el primer secundario para alumnos travestis-trans y disidentes en Rosario, espacio donde Carla es hasta hoy parte del equipo técnico y ahora, esta, cuando se convierte en directora por un breve lapso.
«Espero con ganas un concurso, rendiré, quiero ser directora legítimamente tras 28 años de docente, sería coronar mi carrera; una conquista más tras tantos años de lucha», dice Carla. Y habla de «conquista» porque las trans tienen una esperanza de vida de 35 a 37 años, fundamentalmente por la violencia, discriminación y rechazo que viven por su identidad, expresión de género, y los efectos en su salud. Y rara vez cuentan con un trabajo en registrado. Entonces, Carla es una excepción.
Comenzó esta semana contenta, pero con mucho trabajo. Y dejó ese escenario plasmado en las redes al escribir: «Nunca estamos preparados para situaciones nuevas pero siempre estoy predispuesta a los desafíos y a seguir aprendiendo. Les pido perdón si en esta marcha cometo algún error, pregunto con frecuencia u omito alguna palabra que esperan».
Un poco de su Historia
Carla hasta hace pocos días era maestra de lengua de sexto grado, pero se ganó el reemplazo por el reconocimiento a su trabajo. «Será una labor de solo por un mes, pero estoy muy contenta«, dice esta maestra primaria que fue ganando espacio en su carrera y en la sociedad al ritmo de su colectivo: a cuentagotas. En general siempre dictó clases de lengua y en tercer ciclo. Aunque cuando trabajó en Villa Gobernador Gálvez, agrega, era maestra de matemática.
«Recuerdo con mucho cariño esa escuela porque allí hice mi transición (de varón a mujer) y te miento si te digo que alguna vez en el ámbito escolar fui destratada o sufrí violencia, transfobia u homofobia por mi condición. Nunca: eso lo sufrí sí en la calle y con la policía«, dice antes de contar una anécdota.
«En una oportunidad, en los 90, habíamos salido con unas amigas y nos llevaron a la comisaría solamente por ser trans, pasamos todo el domingo encerradas, nos hicieron desnudar y yo les decía que era maestra y debía ir el lunes a trabajar y se me morían de risa», recordó.
Era otro tiempo, claro. En el que regían códigos contravencionales y de faltas, en favor de la moralidad, buenas costumbres o contra la ofensa al pudor por los que el colectivo trans sufría detenciones, encarcelamiento y maltrato por parte del Estado. Reglamentación que recién se derogó en Santa Fe en 2010 y por lo que muchas trans dicen que para ellas «la última dictadura duró más que para el resto de la sociedad argentina».
La urgencia de la ESI
«Estas cosas demuestran lo necesariamente urgente que es dar clases de Educación Sexual Integral en las escuelas, no solo por la problemática del colectivo trans, sino porque es la posibilidad de hablar con los niños y niñas sobre el cuerpo, el afecto y la falta de afecto: esto es muy importante, hay chicos que cuentan con absoluta confianza y confidencialidad a sus maestras lo que sufren en su casa, con sus amigos y es importante escucharlos y ayudarlos».
Carla dice que en los 28 años de trabajo y por las luchas de los grupos LGTBI los paradigmas han cambiado «para mejor».
«Yo milité siempre y siempre me visibilicé en mi trabajo: voy a las Marchas del Orgullo, a las del Día de la Mujer y también a las del 24, porque todas tienen en común la defensa de los derechos humanos. Hay que marchar, hay que seguir visibilizando las injusticias para quienes vienen detrás. Fijate que cuando empecé a trabajar hace 28 años hubiese sido impensado que una trans esté al frente de la dirección de una escuela».